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El término narrativa en español proviene del vocablo latino narrativus (contar, hablar de). El grueso de los diccionarios definen el término como un término formal para referirse a un cuento como novela. Narrar es también contar una historia, dar cuenta de sucesos o experiencias, ya sean reales o ficticios. La narrativa implica personajes y argumentos, significando la creación de los personajes y papeles que jugarán en la historia, como también la secuencia de eventos o acciones. 

Ahora, si se te hiciera la pregunta ¿cuál es la narrativa de la ICR? ¿Cómo responderías? 

Para alguien que no es del círculo - y con esto me refiero a alguien que no tenga un trasfondo holandés, sus ancestros no sean de trasfondo europeo - y no tenga las conexiones pertenecientes al círculo,  puede claramente responder esta pregunta. Lo interesante del punto es que aquellos que sí pertenecen al círculo, no siempre pueden ver, conocer o expresar su narrativa. Entonces, ¿cómo aplicamos esto al contexto de la diversidad étnica?

Cuando el sínodo aprobó la formación de SCORR que ahora conocemos como la Oficina de Relaciones Raciales, la denominación estaba buscando ser una entidad culturalmente y étnicamente diversa. Desde ese período hasta hoy, la denominación ha tenido grandes pasos y ha avanzado bastante en el proceso hacia la diversidad étnica y cultural, sin embargo el camino que queda por recorrer es bastante largo aún. Cuando leemos  página principal de la denominación, bajo el título "This is what we´re about” (Esto es lo que somos) muestra ahí cinco importantes declaraciones. Sin embargo, no podemos definirla aún como una denominación étnicamente y culturalmente diversa. ¿Por qué es esto?

Es aquí donde comenzamos a utilizar el término narrativa. Desde sus inicios, allá por 1857, se organiza como Hollandsche Gereformeerde Kerk, Dutch Reformed Church. Como inmigrante que soy, puedo entender muy bien el porqué del nombre y el mantener el idioma junto a otras características. Cuando una persona sale de su tierra cualquiera sean estas las razones, para ir a vivir a otra tierra la tendencia natural es rodearse de personas de su mismo país, o con aquellos que hablen el mismo idioma de uno. Es un comportamiento natural. Llegas a una tierra desconocida, gente desconocida, cultura desconocida, y son miles las cosas que no entiendes y el proceso de integración - no asimilación - se hace más llevadero cuando puedes hablar tu idioma y compartir tu misma cultura o una parecida a la tuya.

Volviendo a la denominación, podemos ver que poco a poco inicia su doloroso proceso de comenzar servicios, los sínodos y sus actas, el himnario y la revista en inglés. Esto puede que haya sucedido motivado por las nuevas generaciones que van emergiendo, como también por la necesidad de integrarse al país donde se reside. Sin embargo, la denominación se mantuvo dentro de su círculo holandés, o a lo más parecido, incluyendo las escuelas cristianas, las universidades y seminarios cristianos. Nada de esto es malo en si, pero ha generado una línea que los integrantes de este círculo siguen y mantienen de forma exclusiva más que inclusiva. Más adelante el país enfrenta los movimientos sociales y la denominación tiene que decidir qué posición tomará cuando se presenta el conflicto en 1965 de Timothy Christian School en Cicero, IL. Este fue el conflicto que dio paso a la formación de SCORR.

Como resultado de la evangelización nuevos ministerios étnicos comienzan a nacer y poco a poco se suman a la denominación. Sin embargo, 55 años más tarde, estos ministerios siguen viendo, leyendo y sintiendo el peso de la visible narrativa diciendo que como institución, la ICR  desea ser étnica y culturalmente diversa, pero no realiza el esfuerzo suficiente que se requiere para llegar ahí. La denominación desarrolla además una sordera hacia la contranarrativa proveniente de los grupos minoritarios.

¿Cómo podemos reconciliar la narrativa establecida con la naciente contranarrativa? ¿Es posible efectuar un diálogo abierto, honesto y transparente para crear una nueva narrativa que pueda expresar la unión de una verdadera reconciliación racial? 

¡Por supuesto que es posible! Para hacerlo, la denominación primeramente necesita arrepentirse de sus decisiones y comportamientos pasados. Eso quiere decir que necesita poner los hechos dolorosos sobre la mesa y permitir que aquellos que han sido afectados, narrar sus historias, y la denominación escuchar estas historias. Es un proceso terriblemente doloroso, pero increíblemente necesario. Si lo que buscamos es una verdadera reconciliación racial, no puede hacerse saltándose los pasos.

Si nosotros, como una denominación, estamos dispuestos a entrar en este proceso, y que no es un hecho solo en si, podemos decir entonces que estamos comenzando a caminar el camino hacia la reconciliación racial.

Un maravilloso y poderoso pasaje es Efesios 2:1-11 donde Pablo nos recuerda el significado de lo que ser como Cristo.

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