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Esta reseña de libro fue escrita por Michael Van Denend, miembro de Neland Avenue CRC en Grand Rapids, Michigan.

Cuando todavía estaba  en la secundaria, el grupo juvenil de mi iglesia suburbana nos llevaron a McCormick Place. El gran centro de convenciones a lo largo del lago Michigan en Chicago para participar en una serie de conferencias de estilo de vida cristiano titulado “Instituto en Conflictos Básicos de la Juventud”, encabezado por el carismático  Bill Gothard.  

Durante varias semanas asistimos a talleres sobre cómo ser cristianos fieles en un mundo sin Dios. Después de varias mudanzas, mi grueso cuaderno rojo lleno de guías de estudio y preguntas de exámenes, estaba escondido en varias cajas y áticos.  Terminamos con un grueso cuaderno rojo lleno de guías, estudios y preguntas de exámenes escondidos en varios paquetes. No puedo decir que alguna vez abrí ese cuaderno después de los seminarios o que recuerde mucho sobre las presentaciones, aparte de maravillarme con cada seminario en el enorme auditorio lleno de cientos de otros jóvenes cristianos de todo Chicago.

Ese recuerdo volvió a mí mientras leía el perspicaz e inmensamente útil libro de Kristin Kobes Du Mez, Jesús y John Wayne.

El subtítulo en español sería, "Cómo los evangélicos blancos corrompieron una fe y fracturaron una nación", el libro traza el desarrollo del nacionalismo cristiano y masculinidad que progresó entre las comunidades de fe, década a década, hasta que terminamos con el 81% de los evangélicos blancos votando por Donald Trump, el menos capaz de promover la fe en Cristo.   

Mientras los expertos de los medios expresaron su sorpresa por esa votación, Du Mez muestra que esto no fue una sorpresa en absoluto. Una marcha implacable hacia un “hombre fuerte Jesús” y una fe indisolublemente ligada a cuestiones culturales conservadoras hicieron que esto fuera inevitable, dice, y respalda la afirmación con una historia tras otra de personas y movimientos que allanaron el camino.

Muchas de las personalidades me eran conicidad (como por ejemplo Billy Graham, Phyllis Schlafly, John Eldredge, Dr. James Dobson) como también movimientos populares  (por ejemplo, los que se mencionaron en la conferencia de Gothard, los Promise Keepers, Dare to Discipline) que Du Mez narra, pero su logro más importante es cómo ella conecta los puntos para el lector, mostrando cómo el impulso acumulado a la curiosidad (para algunos) el afecto por un hombre político fuerte y duro.

Du Mez también nos mantiene al tanto de la historia de la nación junto con estas mareas evangélicas, notando cómo la agitación de Vietnam, la decisión Roe v. Wade, el 11 de septiembre y otros sísmicos eventos coinciden con la última metamorfosis dentro de la iglesia conservadora.

Otra observación del libro es el desarrollo de una economía religiosa conservadora y la cultura del consumidor, mediante la cual una familia cristiana podría sumergirse en un mundo de solo radio, publicaciones, música y similares, alejándose de cualquier punto de vista alternativo basado en la fe y ciertamente lejos escritos y pensamientos no religiosos.

Para el cristiano reformado, este análisis lo lleva a uno a reflexionar sobre cómo el equilibrio de influencias en el que uno se apoya da forma a la totalidad de una visión del mundo y la vida.

Enseñando que Dios se revela a sí mismo en la totalidad de su mundo, uno podría esperar que el Espíritu obraría en una variedad de enseñanzas y aprendizajes, cristianos y no cristianos por igual, con las Escrituras y el primordial ejemplo de Jesús, por supuesto. Un ejemplo de esto sería llamar a nuestro estudio de las ciencias, "biología (o química) a través de los ojos de la fe".

Pero el libro me hizo preguntarme si algo tan simple como el hábito de mi madre de escuchar la radio WGN en Chicago todas las mañanas (porque cubría las noticias locales y disfrutaba de la calidez del otrora Wally Phillips, locutor de toda la vida) en lugar de sintonizar la influyente programación radio cristiana del Instituto Bíblico Moody afectó la visión de nuestra familia sobre los eventos nacionales y mundiales.

Du Mez comienza su libro con una escena en el campus de Dordt College en enero de 2016, donde el candidato Donald Trump declaró: "Podría pararme en medio de la Quinta Avenida y dispararle a alguien, y no perdería ningún votante".

El resto del volumen nos lleva a través de la historia evangélica para mostrar cómo esa declaración, por horrible que sea, podría resonar con un grupo de personas religiosas que buscan a John Wayne cabalgando en su caballo a todo galope, en lugar de un harapiento profeta que nos llama a "poner la otra mejilla" y "amar a tus enemigos".

Soy consciente de que cualquiera que haya votado por Donald Trump en 2016 o en el 2020 estará a la defensiva y tal vez descarte rápidamente este libro como una polémica política. No creo que Du Mez tenga esa intención; en cambio, como historiadora, ella rastrea cuidadosamente la historia evangélica y señala dónde la fe se interrelaciona con el patriotismo y una masculinidad dura.

No importa por quién votó en 2016 o en el 2020, este es un libro importante que los cristianos que toman tanto su fe como la política deben leer, reflexionar y evaluar honestamente sus motivaciones públicas. Le debemos a Du Mez nuestro agradecimiento por la investigación desafiante y la escritura audaz.

El libro termina con una nota de esperanza muy simple: "Lo que una vez se hizo podría deshacerse". No es exactamente un tono de optimismo, sino una llamada de atención al arduo trabajo de cuidadosamente separar la fe, la política y el cristianismo de la masculinidad.
Si los eventos polarizadores de estos últimos años fueron suficientes para energizar tal examen se desarrollará en el futuro. Los cristianos de persuasión reformada, más que muchos en la constelación evangélica, ciertamente deberían usar las herramientas que les han sido dadas por una fe que exige corazón, alma, fuerza y ​​mente.

Neal Plantinga, en un discurso que pronunció en el campus de Dordt College en octubre de 2015, solo tres meses antes del discurso de campaña de Donald Trump en el campus, señaló que Jesús reemplazó la secuencia de Éxodo "Ama al Señor tu Dios con corazón, alma y fuerza", con “corazón, alma y mente” en el evangelio de Mateo.

Plantinga termina su charla en Dordt con esta llamada: “Ya sea que tengamos nueve o noventa años, estudiantes o profesores, estudiantes de toda la vida, nuestro trabajo es pensar más profundamente, observar más atentamente, investigar más a fondo y escribir más claramente, todo al servicio del amor. Es un asunto de mera obediencia a Jesús."

Seguir este consejo podría basarse en esta pizca de esperanza para la comunidad cristiana que Du Mez ofrece en su última frase.

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