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Cuando la denominación abre las puertas a los grupos étnicos (minoritarios), no solamente abre las puertas a las personas, abre las puertas a sus problemas. Entonces ya no se puede decir: son tus problemas.  Con voz apasionada declarando una verdad dicha como el predicador que es, así lo dice el Reverendo Harold Caicedo. Y lo dice abogando por un ministerio dentro de la Iglesia Cristiana Reformada (ICR) que abraza con el amor y caridad de Cristo a todas las personas de diversas etnias. Lo dice en contra de un tipo de ministerio programático que no se imagina integrar diversas realidades y culturas.  

Harold Caicedo es líder del Consejo Latino. Con la nueva tecnología pude entrar, por video, a su hogar y estar con él en su oficina, que parece más librería que oficina. Si los estudios engordaran creo que pesaría más de una tonelada.  Pero también es una persona muy hospitalaria.  Como líder, lleva más de 11 años en la ICR denominación. Su inicio fue como pastor de la Iglesia El Sembrador en Fontana, CA.  Además de ser pastor, ha servido en diversos puestos y roles en la región del Classis Sur de California y nacionalmente como delegado al Concilio de Delegados de la ICR.  Como presidente del Consejo Latino está desarrollando una visión y trabajo para unir y ayudar a los líderes latinos para ofrecer una perspectiva latina a la denominación. Su comité del Concilio Nacional de la ICR trabaja con todas las agencias de la denominación para conectar los recursos de ella con las iglesias locales.   Como líder del Consejo Latino y líder dentro de nuestra denominación, encuentro en él un patrocinador del mandato de nuestra denominación en contra del racismo.  Encuentro en él una persona que sabe dar visión al ministerio de antirracismo dentro de la congregación. 

Y luego, como el sonido horrible de un instrumento que interrumpe la melodía con sonidos disonantes dice que la discriminación es una experiencia muy generalizada en los hispanos dentro de los Estados Unidos sea por el idioma, el color de la piel o la educación. Pero honestamente no me ha tocado sentir esa experiencia dentro de la Iglesia Cristiana Reformada. Dice, por ejemplo, he trabajado con líderes de mi iglesia madre, con líderes y directores de agencias y nunca me he sentido discriminado. Esto lo digo de manera personal, porque no tengo mucha experiencia. Muy por el contrario, ha sentido el apoyo y respaldo de la gente. Cuando comencé con la iglesia, los líderes de la iglesia en Redlands me dieron apoyo económico para estudios y reuniones. Siempre he tenido un respaldo muy constante, muy abierto que nunca había experimentado. Lo que me impresiona de Harold, es que no me respondió como otros líderes migrantes.  Ellos me han dicho “no me pasó a mí, así es que la discriminación no existe”. Muchos de nosotros no hemos tenido experiencias de discriminación, pero es muy difícil negar que si lo hay. La mayoría de nosotros discriminamos, pero la hacemos de una manera que no daña al prójimo.  Lo que me gusta de Harold es que al decir no he sentido discriminación, no descarta las experiencias de otros. 

Cuando Harold ha escuchado experiencias de discriminación lo reconoce como hechos de líderes que a través de los años no han logrado más diversidad ye inclusividad en la denominación. La razón dice él, es que no han incluido a líderes de las etnias minorías en sus decisiones importantes. Cuando hay una cultura mayoritaria, las etnias no somos parte del todo. Somos simplemente anexos. No somos una parte fundamental en las decisiones importantes. No se nos considera cuando se eligen comités ejecutivos o decisiones doctrinales. La cultura mayoritaria lo mantiene muy reservado. Dentro de los Latinos existe un nivel educativo importante y suficientemente capaz de ofrecer un gran aporte.

Escucho ánimo en Harold cuando habla de igualdad. Define igualdad cuando las personas se incluyen en las decisiones y no se discriminan simplemente por ser distintos a nosotros.  También en la igualdad busca que todos líderes de etnia minoría abandonen el pensamiento que “nos cierran las puertas”.  Entonces tendríamos una participación de iguales, dice Harold. Lo que no escucho en la visión de Harold es reconocer que como hay un tipo de pensamiento clasificado como opresión racial interna, no mencionó el término superioridad racial interna.  Especialmente con la historia de esclavitud y genocidio de tribus en los Estados Unidos, los dos tipos de pensamientos se han socializado en la identidad do la mayoría de la sociedad. 

Pero luego cuenta con convicción, que trabajar con hispanos no se trata simplemente de un programa. Se trata de amor al que habla inglés como al que habla español. Antes no teníamos problemas de inmigración, pero ahora sí los tenemos.  Antes no teníamos problemas de separación familiar, pero ahora si los tenemos.  Antes no teníamos problemas de pobreza, pero ahora si los tenemos. Con esa narrativa creo que empieza a desmantelar cualquier tipo de superioridad.  En Sacramento él y Mirtha Villafañe, miembro del Consejo Latino, se reunieron con líderes del Centro de California. La pregunta era “¿cómo hacemos nosotros para trabajar con gente hispana?” Para Harold el problema no está en el lenguaje o cultura, el problema está en entender el Reino De Dios. La Biblia y Jesucristo mismo nos dan la muestra clara del antirracismo. Jesús habla con la mujer samaritana. El Nuevo Testamento nos muestra líderes de iglesias de diversas étnicas. Tenemos que enseñar la Biblia para eliminar las barreras de separación y trabajar unidos. La visión de Apocalipsis 7: 9 es el futuro. Al fin su respuesta a la pregunta de líderes en el Centro California fue, si quieres trabajar con ellos por amor a ellos, hazlo, si no tienes ese amor, no lo hagas.

Harold como erudito entiende lo que se define racismo. No cree que somos diferentes razas.  El racismo no toma en cuenta que todos tienen dones y pueden compartir para el bien de todos. Para trabajar en contra del racismo tiene varias recomendaciones

  • Abrir oportunidades para inclusión de etnias minoritarias en las decisiones y actividades de la denominación. 
  • Conocer el idioma, las costumbres y formas de ver las cosas de las diversas etnias en la denominación.
  • Tener espacios para desarrollar perspectivas internas de otros.  
  • Evaluar las estructuras, presupuestos y prioridades de la denominación que se manejan basado en la historia de las ICR y no en la realidad que incluye grupos étnicos.

Harold termina con mucho ánimo y exhortación declarando la importancia que la iglesia no pierda su voz. La visión y voz del Reino, cambia de una forma completamente diferente. Mi hermano/(a) de diverso color y cultura sigue siendo mi hermano/(a), sigue siendo parte de mí.  

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