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Después de ver el video de George Floyd siendo asesinado por un policía que se arrodilló sobre su cuello durante nueve minutos, me quedé entumecida y asustada. Empecé a pensar en mis dos hijos, y comencé a procesar y planificar lo que debía hacer para mantenerlos con vida. ¿Cómo se verá afectada nuestra relación y comunicación de aquí en adelante? Empecé a repasar lo que siempre les había dicho que hicieran cuando los detuviera la policía y a considerar si necesitaba añadir más pasos a la lista.

Comencé a orar y a pedirle a Dios que protegiera a mis hijos cada minuto del día. Empecé a llamarlos varias veces al día y por la noche para pedirles que me enviaran mensajes de texto cuando llegaran a casa cada noche para que pudiera descansar e irme a dormir. Este proceso resultó agotador y afectó mi salud mental y física. ¿Cómo es que podemos nosotros, como personas de color, como madres y padres negros; movernos y vivir con este agotamiento interminable todos los días? ¿Cómo seguimos siendo madres, hermanas, hijas, esposas y amigas, etc., y al mismo tiempo poder continuar trabajando y siendo productivas? Es casi imposible.

Entonces dije NO.

Porque George Floyd y otros hombres y mujeres afroamericanos han hecho todo lo correcto y aún siguen siendo asesinados por la policía. Las acciones y comportamientos son sistémicos y están incorporados en los cimientos de la supremacía blanca para mantener el poder y auto conservación. Como dijo Jemar Tisby en el podcast "The Witness: A Black Christian Collective podcast" [El testigo: podcast de un mensaje colectivo de cristianos negros]: "No se puede reformar a una mina terrestre; hay que hacerla explotar, abolir el sistema policial, crear paneles comunitarios capacitados en justicia restaurativa".

La única forma en que reúno fuerzas cada día es mediante la esperanza de la promesa de Dios de no dejarnos nunca en medio del caos y con la certeza de que Dios ya ha ganado la batalla contra el mal. Estoy pidiendo por una oración firme y constante en este tiempo de disturbios raciales.

1 Corintios 15:57:

¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Para más recursos sobre justicia racial, visite el sitio web de Relaciones Raciales y la Red (the Network).

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