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Últimamente he estado leyendo e investigando sobre el movimiento de las iglesias multirraciales en los Estados Unidos. ¿Qué hace a una iglesia ser multirracial? ¿Es la música, la lectura, la oración interpretada de manera bilingüe? ¿Un coro dirigido por una etnia distinta? ¿La comida multiétnica o banderas de diversos países? Aunque todas estas cosas son bonitas, agradables y buenas de tener, ninguna de ellas responde a la pregunta.

Hablemos un poco de la experiencia de los que están participando, los que siguen buscando, y los que decidieron no asistir a una iglesia “multirracial”. Las investigaciones, estudios, encuestas y estadísticas que se han realizado en el país, muestran que a nivel de superficie las iglesias “multirraciales, multiculturales, o multiétnicas” se ven en un principio muy atractivas, pero a medida que pasa un tiempo, va perdiendo ese atractivo que una vez se sintió. Si esta es una iglesia multirracial, ¿por qué no me siento bien? ¿por qué siento que soy un espectador? ¿por qué me siento excluido, excluida?

Los desafíos que una congregación que busca llegar a ser multirracial, son muchos. No se trata de tener el deseo, ni tampoco pensar “es lo correcto”. Tener grupos de discusión sobre el racismo, participar en talleres, realizar el Inventario de Desarrollo Intercultural (IDI) y cosas similares es realmente bueno. Pero, no es suficiente. No es un asunto de hacer, sino de ser.  Realmente, exige un cambio de vida, un cambio en el corazón.

La gran mayoría de las iglesias que buscan ser multiculturales, enfrentan el gran problema de mantener y conservar asistentes y adherentes de color. Hay que tener en cuenta que el racismo en los Estados Unidos nació antes de la fundación misma de la nación. Lo que llevó a fundar colonias en el Nuevo Mundo fue un racismo justificado, causando el genocidio Nativo Americano, la deshumanización de los Negros, y la explotación de asiáticos y latinos. Antes de pensar en llegar en ser una iglesia multirracial, es importante primero examinar la historia intencionalmente alienativa del país. Si logramos entender la historia, podemos descifrar cuáles son los obstáculos que impiden lograr una verdadera congregación multirracial.

Antes de que la esclavitud se legalizara, los ambientes multirraciales ya existían. Esto claramente se ve en el periodo cuando los ingleses necesitaban con urgencia mano de obra en las plantaciones de tabaco en Virginia, azúcar y otros en el Caribe. Estos sirvientes no eran negros solamente. Los sirvientes, hombres, mujeres y niños, provenían de Inglaterra, Irlanda, Holanda, Escocia, Francia y de otros sectores de Europa.  En este grupo de sirvientes, habían negros y blancos. Idiomas y culturas distintas. Sin embargo, comían juntos, trabajaban juntos, huían juntos, recibían castigos corporales por igual, padecían hambre y pobreza juntos. Todos ellos, sin excepción, eran lo más bajo de la sociedad colonial. No eran considerados como personas sino propiedad de los plantadores.

Lo que unía a estas pobres y despreciadas personas, era la experiencia en común que tenían. Esta camaradería, este sentido de unidad no podía suceder entre un sirviente y un plantador adinerado. Sería como tratar de mezclar el agua con el aceite. La desigualdad que había entre ambos era notoria. Incluso la motivación para arriesgarse a un viaje de casi tres meses, adquirir enfermedades comunes de la época por la falta de higiene y abundancia de ratas, expuestos a ataques piratas, fuertes tormentas y naufragios, era radicalmente distinta.  Solo despues de la Rebelión de Bacon (1676-1677) es que comenzamos a ver los primeros hechos legislados, que llevaron a la total división entre negros y blancos. De ahí en adelante, podemos hacer una larga lista de leyes que poco a poco se fueron implementando para afirmar, promover y perpetuar la división y diferencia entre negros y blancos. La iglesia en sus sermones y las universidades en sus cátedras, confirmaban la diferencia entre la población blanca y negros e indígenas.

Si se desconoce esta ínfima parte de la totalidad de la historia de división, desigualdad, injusticia, opresión en que la nación y la iglesia fueron edificadas, es muy difícil esperar que buenos deseos e intenciones, junto a unos cuantos cambios superficiales busque solucionar el problema racial que se ha mantenido por siglos y en poco tiempo llegar a ser una congregación multirracial.

Llegar a ser una iglesia multirracial no es un asunto rápido de hacer. No es como calentar un plato de comida en el microondas. Es un trabajo largo y difícil que requiere un cambio de mentalidad. Requiere un cuestionar todo aquello que permite (intencionalmente o no) la perpetuidad de un sistema no inclusivo.

Sin embargo, desanimarse al ver la inmensidad y profundidad del trabajo a realizar, puede ser algo natural y normal. Pero, es bueno ser realista, tomar los pasos a seguir y poner toda la confianza en el Señor y en el poder del Espíritu Santo.

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