La Imagen de Dios Supera el Racismo

Este año ha sido un año desafiante, tantas tragedias en demasiados frentes. Desde nuestras sala de estar, fuimos testigos de la brutalidad y el asesinato de personas negras seguidas de protestas y contra protestas. La rabia y el miedo estaban en muchos rostros. COVID es una realidad para la mayoría de nosotros y una conspiración para algunos. Como muchos otros desastres, hemos dejado que los pobres, los extranjeros y los oprimidos se las arreglen por sí mismos. Y algunos han muerto. Sin embargo, proclamamos y mantenemos posiciones y contraposiciones. Al hacerlo, que tengamos oídos para escuchar la palabra de Dios. Que amemos a Dios y amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

El trabajo de Relaciones Raciales no es un trabajo independiente ni un complemento del mensaje del evangelio. Es fundamental para el llamado que se encuentra en Lucas 4: 18-19 y Mateo 28: 18-20. El antirracismo honra a las personas como portadoras de la imagen. Como seres creados a imagen de Dios, todas las personas tienen dignidad y deben ser tratadas con dignidad. El antirracismo es dar vista a la realidad de ser liberados de un racismo cegador, una identidad mundana. El racismo fuerza tanto a creyentes como incrédulos a una identidad corrupta de hostilidad hacia los demás. El racismo asume una jerarquía de pueblos destinados a dañar a los pueblos negros, los pueblos originarios y los extraños. En contraste, la misión en Mateo 28: 18-20 es hacer discípulos de todas las naciones. Es un llamado al arrepentimiento desde una identidad mundana a cambio del rico don de la libertad de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos.

El miedo no debe impedirnos abordar el racismo. El apóstol Pablo advierte a Tito que evite las controversias tontas acerca de la ley porque no son rentables y útiles [1]. El objetivo es una sana doctrina que conduzca al bien [2]. Al dirigir, instruye a Tito para que reprenda duramente los mitos judíos y las normas culturales [3]; de lo contrario, producirán acciones que niegan a Cristo. El racismo es nuestro mito moderno. Es un pecado refutar. Ha dividido la iglesia. Sí, apoyar las posturas morales sobre el aborto, la sexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo une a nuestra iglesia local. Pero ignorar los textos proféticos sobre los huérfanos, las viudas y los extranjeros divide a la iglesia de Dios. La cuestión de la fidelidad a las Escrituras requiere discernimiento. El conocimiento de la verdad que conduce a la piedad [4] es difícil, especialmente en las decisiones políticas. Entonces, ¿qué nos informará más? ¿Serán las escrituras o el miedo lo que impulsa el racismo? Dios nos guía a la piedad al hacer el bien.
Las Escrituras proporcionan una gran respuesta al malvado pecado del racismo. Con la imago Dei, Dios le da a los humanos una medida de soberanía sobre toda la tierra. Dios hace que el hombre gobierne sobre su creación [5]. “Dios observa no solo su humanidad común, sino también sus historias específicas, sus seres psicológicos, sociales y corporales particulares con sus necesidades específicas [6]”.

¿Cómo podría verse esta realidad en contraste con las narrativas nacionalistas? Una historia basada en la creencia en la imago Dei no descuidará a la élite y los miembros privilegiados de la sociedad, pero también exigirá un reordenamiento fundamental de las historias que contamos sobre los actores humanos que encontramos en el pasado [7]. La búsqueda de lo que es bueno para Estados Unidos no puede reemplazar nuestro llamado celestial de amar a Dios y al prójimo aquí o en el extranjero.
Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza, para que gobierne sobre los peces en el mar y las aves en el cielo, sobre el ganado y todos los animales salvajes y sobre todas las criaturas que se mueven el terreno."
Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo ... Dios vio todo lo que había hecho y fue muy bueno (Génesis 1).
A veces, lo que aprendemos temprano en la vida se vuelve tan familiar que se convierte en rutina. Como miembro del personal de Relaciones Raciales, me gustaría a que todos nos animemos y juntos revisemos el significado de ser creados a imagen de Dios

1. ¿Qué significa eso para mí en la forma en que me veo en relación con mi prójimo?
2. ¿Qué significa eso en mi acción o inacción cuando la dignidad no se ve en nuestro prójimo y no se trata con la dignidad que Dios les dio?
3. ¿Qué significa para la iglesia enseñar a los feligreses a ver a su prójimo a través de la lente de Imago Dei o Imagen de Dios?
4. Cristo se acercó a un pueblo odiado al tener una conversación con la mujer samaritana. También dio el ejemplo usando este grupo odiado en la parábola del buen samaritano. ¿Qué personas son nuestros Samaritanos de hoy en día? Piense en una persona específica de ese grupo y pídale a Dios que le ayude a hacer lo que Cristo hizo.
5. Como iglesia, busque formas de relacionarse con las congregaciones de su vecindario o ciudad pero no para enseñar o ayudar, sino simplemente para estar en comunión.
6. SI es más un nerd tecnológico, considere investigar estadísticas sobre temas sociales que muestren una tendencia que está alejando a su comunidad de reconocer la dignidad en todos y de crear leyes o políticas que sean dañinas para las personas. A medida que las encuentre, cree conciencia sobre la injusticia y encuentre bases bíblicas para una respuesta.

En esta publicación, me he centrado en llevarnos de regreso a ver a todos como portadores de imágenes. Espero que nadie se ofenda por mi punto de partida para abordar el racismo. Si bien todos tenemos esto en nuestras mentes, me pregunto si ha penetrado en nuestros corazones. También reconozco que muchos de nosotros trabajamos con la creencia de que vemos a todos y tratamos a todos como portadores de la imagen de Dios. Sin embargo, parte de nuestra fe tiene que ver con la Caída. Así que en mi próximo artículo me centraré en la conexión con el racismo y la caída.